11.9.10

Camilo Torres- A 44 años de su caída en combate, presente!




  1. Hace 44 años la hermana república de Colombia estaba viviendo momentos intensos en la historia. Había efervescencia de movimientos nuevos; debates, reflexiones y polémicas que se manifestaban en experimentos por sacudir injusticias acumuladas durante mucho tiempo, diríamos durante varios siglos.
    Fue un momento del despertar de conciencias semidormidas; un momento que sacudía también con mucha fuerza las maneras tradicionales de comprender y vivir la fe cristiana.
    Camilo Torres fue un catalizador de ese momento. Su condición de sacerdote y de sociólogo, su carisma personal, su lucidez intellectual y su honestidad moral, le permitieron situarse en el corazón del conflicto. Sacudió profundamente los textos preestablecidos por el orden burgués, esos tejidos de dogmas explícitos e implícitos, conscientes e inconscientes, mediante los cuales hemos aceptado e introyectado la injusticia, la dominación y la opresión, en los registros jurídicos y legales, en las costumbres sociales, en las estructuras económicas, en la vida familiar, en las tradiciones religiosas, en general en la cultura.
    Transcurridos 44 años es el momento de recordar que, Camilo interpeló y continúa interpelando a los que nos llamamos cristianos, para invitarnos a descubrir cómo nuestra fe tiene siempre el peligro de ser cooptada, manipulada y funcionalizada por los mismos mecanismos generadores de la opresión.
    La muerte de Camilo Torres casi coincide con la clausura del Concilio Vaticano II (en diciembre de 1965). Camilo obligó a la Iglesia latinoamericana a poner en el primer plano de sus reflexiones el problema de la injusticia. Esto se palpó en Medellín en 1968: Camilo interpela apremiantemente desde su muerte violenta, situando los interrogantes en los linderos de lo decisivo y de lo urgente.
    El mensaje central de Camilo fue el resaltar de nuevo el amor como la esencia del cristianismo, pero insistiendo en sus mensajes, sus prácticas, sus gestos y sus símbolos, en que el amor no puede nunca hacerse real en palabras sino en hechos.
    Toda la narración de su vida podríamos decir que fue una búsqueda dramática de coherencia, tratando de lograr que el mundo de los valores se confrontara y articulara con el mundo de la eficacia, como condición ineludible para salvar la misma autenticidad de los valores.Uno de los teólogos de la liberación afirmaría varios años después de Camilo que “la fe sin ideologías está muerta” (parodiaba así un versículo de la Carta de Santiago, donde se afirma que “la fe sin obras está muerta”.[Sant. 2,17]). Por eso una opción ideológica aparece allí como algo necesario para hacer operativos los valores en los cuales se cree.
    Recordar a Camilo no es hacer un homenaje frívolo o formal a una personalidad que clasificó para la historia como un verdadero ejemplo de entrega, el cual está sembrado en el corazón del pueblo Latinoamericano. Recordarlo es arriesgarse a ser nuevamente desgarrado y desestabilizado por sus interpelaciones. Recordarlo no es confrontarse con un personaje, ni con un amigo, ni siquiera con el líder de las propias simpatías. Recordarlo es confrontarse con la historia, con la idea de humanidad que tenemos, con el sentido y el valor de nuestras propias vidas y asumir el compromiso de cambiar la sociedad aun a riesgo de la propia existencia.
    Un 15 de febrero de 1965 have 44 años cayo Camilo Torres uno de los Fundadores del Ejercito de Liberación Nacional ELN colombiano, las causas y razones de su lucha siguen intacticas en su país, su visión del compromiso cristiano esta también vigente, en contraposición de una jerarquía católica que se olvido de los desamparados y es servidora a ultranza de la burguesía y el capital.
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    Una nota personal del traductor:

    "Hay cosas más importantes en la vida que hacer un millón de dólares." Con una una sonrisa en su voz, decía el Padre Camilo Torres Restrepo. Era allá por 1960, más o menos, y compartíamos con él nuestros ideales y sueños juveniles así que pasábamos por la casa de Chalo Bracamonte, rumbo a la Universidad Nacional de Trujillo, en Perú. El estaba visitando a sus amigos los Padres Andrés Ulises y Wenceslao Calderón de la Cruz, los dos hermanos sacerdotes en cuya casa Camilo encontraba un lugar de descanso o escondite durante sus luchas por justicia en su nativa Colombia.

    Poco después, en las calles de Dayton, Ohio, Estados Unidos, confrontando la realidad del imperio yanki y el papel que juega la Iglesia Católica Romana en su expansión y mantenimiento, recordé al Pade Camilo: "Orgullosamente vestía como los campesinos colombianos con quienes vivía y luchaba, llanques y simple ropa de trabajo," el Padre Wenceslao Calderón de la Cruz, de santa memoria, recordaba a su martirizado amigo. Y la solidez de su vida fue incentivo para unirnos a los indocumentados y a los sin casa de Dayton en su lucha por sobrevivir. La complejidad de esa lucha fue evidente cuando jóvenes norteamericanos, a quienes llamo, "mis amigos punk rockers," hospedaron y protejieron a los perseguidos mejicanos y a los sin casa. Con sus actos ellos probaron que no todos los blancos norteamericanos nos ven como "ilegales"; que no todos los cristianos aprueban las tragedias que este imperio visita sobre el oprimido.

    Han pasado ya casi 50 años. Camilo Torres Restrepo es hoy parte de la constelación de santos mártires que guían nuestra lucha. Como decía el Padre Wenceslao, "Camilo Torres y El Che Guevara son los santos de nuestros tiempos. Ellos amaron al pueblo, vivieron con el pueblo: y llenos de amor dieron su vida buscando mejorar la vida de los pueblos."

    Para Ustedes, estimados lectores y amigos, un buen artículo sobre uno de nuestros grandes!

    Pío Celestino
    REFUGIO DEL RIO GRANDE