Hoy queremos estar presentes a través de nuestras voces para manifestar el repudio actual del femicidio que padecen las mujeres victimas de violencia de género ya que sus voces no se pueden escuchar.
¿Que entendemos por “crimen pasional”?: Al homicidio cometido entre marido y mujer, concubina y concubino, novio y novia, parejas anteriores, amantes, etc. Hoy en la Argentina, en el 78% de las veces estos homicidios son cometidos por los hombres contra las mujeres. Esta concepción de “crimen pasional” está sostenida y reproducida por los medios de comunicación masiva.Generalmente, los adjetivos calificativos que en periodismo acompañan a los sustantivos “crimen” y “delito”, suelen ser aclaratorios de la índole del mismo: por ejemplo, “crimen político” o “delito económico”. En el caso del crimen o delito “pasional”, ocurre todo lo contrario. No se nombra la finalidad del crimen, como en los supuestos nombrados en el párrafo anterior. Se elige un adjetivo que esconde los verdaderos motivos de su comisión. En una pareja no resulta normal la culminación de la relación con la eliminación de uno de sus miembros, dicho de otro modo, no es resultado necesario, previsto, normal, ni aceptable, que una relación amorosa culmine con la aniquilación de la vida, en la abrumadora mayoría de los casos, de la mujer. Sin embargo, el calificativo de “pasional” colocado junto al de “crimen” lleva a pensar en la pasión con mayor fuerza que en el crimen. Esto es aberrante y debemos entre todas colaborar para vivir una vida sin violencia y respetando nuestros derechos. De todos los crímenes que se cometen, el “pasional” resulta premiado con la justificación más amplia, detrás del desenlace letal se coloca a la mujer en un dudoso papel, que por incierto, se transforma en “sospechosa” de haber provocado el ataque que hizo al sujeto “perder la cordura”. Los medios de comunicación, reproducen inmediatamente el reporte con el calificativo, y al ser catalogados como “pasionales” también por las autoridades judiciales, y por la sociedad en su conjunto, dejan entendido que todo está suficientemente claro y explícito. Se reconoce inmediatamente al crimen pasional como característico por la saña con que se comete, y la indefensión de la víctima, que conocía bien al sujeto. Se piensa que el homicida no representa ningún peligro social y se le debe considerar de manera benigna, casi como si fuera la víctima (invirtiendo la carga de la prueba y vulnerando todos los derechos humanos de las víctimas)Los episodios de violencia contra la mujer no tienen otra historia válida que la propia historia personal del agresor. El acto violento expresa la presunción de legitimidad de quien lo ejerce.Al decir que el asesino mató, pero hubo pasión, se morigera el impacto del crimen. Se atenúa, hasta se diluye. Se tiende a reforzar falsos mitos referidos a la violencia: “Si se queda es por que le gusta”, “Algo le habrá hecho” o “Hay amores que matan”La “alta carga emocional” lo acerca de inmediato a la “emoción violenta”, circunstancia que permite reducir la pena cuando se juzga dicho delito y con ello, la producción de la impunidad. Y luego, la perpetuación de la violencia sin castigo, permitida, casi alentada, exculpada por la sociedad. Si es “la pasión” la que lleva a matar, el hecho es más tolerable para la sociedad, es decir, es más tolerable el discurso que busca esconder esta violencia. Para no verla, para no hacerla explícita. “La persona muerta deja de existir... El criminal usurpa la compasión que merece la víctima, y se roba el público de la víctima, junto con su vida” (Willard Gaylin) Detrás de este ocultamiento se puede entrever el interés que lo sustenta: “La violencia es el arma por excelencia del patriarcado. Ni la religión, ni la educación, ni las leyes, ni las costumbres ni ningún otro mecanismo habría conseguido la sumisión histórica de las mujeres si todo ello no hubiese sido reforzado con violencia”Por eso es momento de hablar, concientizar y prevenir y despejar esta oscuridad y esta negación. Qué les decimos a las mujeres que viven la realidad de violencia en sus hogares, si seguimos hablando de ¿“crímenes pasionales”? Recordemos que el hombre violento crea en la realidad de la víctima el sentimiento de que él la golpea porque “la ama demasiado”. Golpea, y luego pide perdón, se arrepiente. Le dice y le “demuestra” “cuánto la ama”. En una situación repetida una y otra vez, la violencia vuelve a emerger, y vuelve a castigar. Ese denominado “círculo de la violencia” (golpe-arrepentimiento-luna de miel-golpe) sólo se corta si hay un cambio cultural, social, jurídico y político. Decir violencia contra la mujer, decir hombre golpeador, decir asesino, no es lo mismo que decir “criminal apasionado”. Por el contrario, expresarlo de semejante forma es protegerlo, disculparlo, abonar el terreno para la próxima víctima.”. Si la justicia estuviese a la altura de las circunstancias esto permitiría que la gran mayoría de los femicidios no queden impunes, siendo condenados con la veracidad de los hechos. Esta acción positiva de impartir justicia implicaría a largo o mediano plazo el develamiento de los mitos que en relación a la violencia de género aún están vigentes en la sociedad.Para no perpetuar una realidad que requiere urgentemente cambios es que el Centro de la Mujer de Vicente López a través de su equipo de profesionales con sus herramientas teórico-prácticas, propone hablar a viva voz sobre esto y ofrece a todas las mujeres victimas de violencia de género un espacio de contención y asesoramiento la propuesta es hablar de este tipo de violencia en su real dimensión. Es hablar de las posibilidades que tienen las mujeres de salir de esa situación y poder hacer valer sus derechos.Centro de la mujer de Vicente LópezLic. en Psicología Social Liliana CuraAbogada Silvia Paola Viqueira
¿Que entendemos por “crimen pasional”?: Al homicidio cometido entre marido y mujer, concubina y concubino, novio y novia, parejas anteriores, amantes, etc. Hoy en la Argentina, en el 78% de las veces estos homicidios son cometidos por los hombres contra las mujeres. Esta concepción de “crimen pasional” está sostenida y reproducida por los medios de comunicación masiva.Generalmente, los adjetivos calificativos que en periodismo acompañan a los sustantivos “crimen” y “delito”, suelen ser aclaratorios de la índole del mismo: por ejemplo, “crimen político” o “delito económico”. En el caso del crimen o delito “pasional”, ocurre todo lo contrario. No se nombra la finalidad del crimen, como en los supuestos nombrados en el párrafo anterior. Se elige un adjetivo que esconde los verdaderos motivos de su comisión. En una pareja no resulta normal la culminación de la relación con la eliminación de uno de sus miembros, dicho de otro modo, no es resultado necesario, previsto, normal, ni aceptable, que una relación amorosa culmine con la aniquilación de la vida, en la abrumadora mayoría de los casos, de la mujer. Sin embargo, el calificativo de “pasional” colocado junto al de “crimen” lleva a pensar en la pasión con mayor fuerza que en el crimen. Esto es aberrante y debemos entre todas colaborar para vivir una vida sin violencia y respetando nuestros derechos. De todos los crímenes que se cometen, el “pasional” resulta premiado con la justificación más amplia, detrás del desenlace letal se coloca a la mujer en un dudoso papel, que por incierto, se transforma en “sospechosa” de haber provocado el ataque que hizo al sujeto “perder la cordura”. Los medios de comunicación, reproducen inmediatamente el reporte con el calificativo, y al ser catalogados como “pasionales” también por las autoridades judiciales, y por la sociedad en su conjunto, dejan entendido que todo está suficientemente claro y explícito. Se reconoce inmediatamente al crimen pasional como característico por la saña con que se comete, y la indefensión de la víctima, que conocía bien al sujeto. Se piensa que el homicida no representa ningún peligro social y se le debe considerar de manera benigna, casi como si fuera la víctima (invirtiendo la carga de la prueba y vulnerando todos los derechos humanos de las víctimas)Los episodios de violencia contra la mujer no tienen otra historia válida que la propia historia personal del agresor. El acto violento expresa la presunción de legitimidad de quien lo ejerce.Al decir que el asesino mató, pero hubo pasión, se morigera el impacto del crimen. Se atenúa, hasta se diluye. Se tiende a reforzar falsos mitos referidos a la violencia: “Si se queda es por que le gusta”, “Algo le habrá hecho” o “Hay amores que matan”La “alta carga emocional” lo acerca de inmediato a la “emoción violenta”, circunstancia que permite reducir la pena cuando se juzga dicho delito y con ello, la producción de la impunidad. Y luego, la perpetuación de la violencia sin castigo, permitida, casi alentada, exculpada por la sociedad. Si es “la pasión” la que lleva a matar, el hecho es más tolerable para la sociedad, es decir, es más tolerable el discurso que busca esconder esta violencia. Para no verla, para no hacerla explícita. “La persona muerta deja de existir... El criminal usurpa la compasión que merece la víctima, y se roba el público de la víctima, junto con su vida” (Willard Gaylin) Detrás de este ocultamiento se puede entrever el interés que lo sustenta: “La violencia es el arma por excelencia del patriarcado. Ni la religión, ni la educación, ni las leyes, ni las costumbres ni ningún otro mecanismo habría conseguido la sumisión histórica de las mujeres si todo ello no hubiese sido reforzado con violencia”Por eso es momento de hablar, concientizar y prevenir y despejar esta oscuridad y esta negación. Qué les decimos a las mujeres que viven la realidad de violencia en sus hogares, si seguimos hablando de ¿“crímenes pasionales”? Recordemos que el hombre violento crea en la realidad de la víctima el sentimiento de que él la golpea porque “la ama demasiado”. Golpea, y luego pide perdón, se arrepiente. Le dice y le “demuestra” “cuánto la ama”. En una situación repetida una y otra vez, la violencia vuelve a emerger, y vuelve a castigar. Ese denominado “círculo de la violencia” (golpe-arrepentimiento-luna de miel-golpe) sólo se corta si hay un cambio cultural, social, jurídico y político. Decir violencia contra la mujer, decir hombre golpeador, decir asesino, no es lo mismo que decir “criminal apasionado”. Por el contrario, expresarlo de semejante forma es protegerlo, disculparlo, abonar el terreno para la próxima víctima.”. Si la justicia estuviese a la altura de las circunstancias esto permitiría que la gran mayoría de los femicidios no queden impunes, siendo condenados con la veracidad de los hechos. Esta acción positiva de impartir justicia implicaría a largo o mediano plazo el develamiento de los mitos que en relación a la violencia de género aún están vigentes en la sociedad.Para no perpetuar una realidad que requiere urgentemente cambios es que el Centro de la Mujer de Vicente López a través de su equipo de profesionales con sus herramientas teórico-prácticas, propone hablar a viva voz sobre esto y ofrece a todas las mujeres victimas de violencia de género un espacio de contención y asesoramiento la propuesta es hablar de este tipo de violencia en su real dimensión. Es hablar de las posibilidades que tienen las mujeres de salir de esa situación y poder hacer valer sus derechos.Centro de la mujer de Vicente LópezLic. en Psicología Social Liliana CuraAbogada Silvia Paola Viqueira
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